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jueves, 30 de mayo de 2013

Las diez cosas que deben tener en cuenta los redactores hoy

Tomado de The HuffingPost 
Tenemos ante nosotros un gran reto: demostrar con nuestro trabajo diario que el periodismo y los periodistas seguimos siendo necesarios a los ciudadanos en las sociedades democráticas. Este post está pensado en un principio para los redactores que ya tienen trabajo, pero creo que podrá ser útil también para estudiantes o periodistas en paro.
Algunos estaréis ya inmersos en la digitalización y si vuestro medio es español, además de la crisis estructural que afecta a toda la Prensa, estaréis sufriendo la coyuntural de nuestra economía. Son tiempos duros, pero en realidad llenos de oportunidades. Como siempre, con el ánimo de abrir el debate y desde el respeto a todas las opiniones, ahí van mis sugerencias.

1.- Humildad. Hasta la llegada de Internet los periodistas hemos trabajado en un ecosistema muy protegido. Una vez que conseguíamos entrar en un medio, era muy fácil caer en la tentación de estar más cerca del poder que de los ciudadanos. Ahora, esa posición de privilegio se está diluyendo al mismo ritmo que desaparece el oligopolio de la intermediación que disfrutaban los medios. Ha llegado el momento de la humildad y la autocrítica, de recuperar las esencias que han dado sentido siempre a nuestro oficio.
2.- Servicio público. Algo que nunca debemos o debimos olvidar (aquí, elige, teniendo en cuenta el primer punto, lo que proceda). Hoy, más que nunca, hay que reivindicar que nuestro trabajo tiene sentido si está al servicio del público y como sistema de control de los poderes. El contrato del periodista es antes con la sociedad que con su empresa y nuestra obligación es pelearlo en el día a día.
3.- Rigor. Curiosidad, imaginación, criterio, perseverancia, claridad... Todas estas cualidades han sido siempre necesarias para ejercer nuestro oficio. Hoy, por haberse convertido en un bien escaso, son seguramente más importantes que nunca. Pero hay una que debe estar siempre por delante, el rigor.
4.- Fuentes. Profesionalmente, siempre cerca, pero personalmente mantén las distancias. Los políticos, los banqueros, los presidentes de clubes de fútbol, en fin, los poderosos, querrán que pienses que son tus amigos, pero sólo quieren utilizarte. Ya sé que esto parece una obviedad, pero por desgracia es una trampa (hay ejemplos en todas las redacciones) en la que no es tan difícil caer. No hay peor síntoma que oír a un periodista hablar de Alfredo, Esperanza, Alberto, Pepe o Florentino para referirse a políticos o empresarios. Esa familiaridad asusta, las relaciones con el poder y los poderosos deben limitarse exclusivamente al ámbito profesional.
5.- Datos. Quizá el mejor sistema para evitar convertirse en un juguete en manos de las fuentes es volcarse en el periodismo de datos. Hoy, herramientas sencillas permiten su análisis a una gran velocidad y de ellos podemos obtener informaciones muy relevantes. Por eso es tan importante que los periodistas luchemos por disponer de una buena ley de transparencia. Se convertiría en una de nuestras mejores herramientas de trabajo.
6.- Redes sociales, blogs y otras plataformas digitales han puesto en manos de cualquiera con talento y conocimientos la posibilidad de hacer cosas muy parecidas a las que hasta ahora sólo podíamos hacer los periodistas. Si no estamos presentes en esos ámbitos corremos el peligro de convertirnos poco a poco en irrelevantes, al menos para un tipo de audiencia más joven y cada vez más influyente. Si escribes una historia, si tienes un blog, no te conformes con que te saquen en portada, hoy la información tiene que ir a buscar a la gente y no al contrario. Trabaja tu red, en Twitter, en Facebook, en Linkedin... Tienes que estar con tus historias allá donde esté la comunidad a la que les pueden resultar útiles o interesantes. Pero no te olvides nunca de que tu presencia en las redes forma parte de tu actividad profesional, usa el sentido común o tu credibilidad se verá afectada.
7.- Marca personal. Hoy un medio es la suma del prestigio y los seguidores de las marcas personales que lo componen. No es algo nuevo, pero nunca antes había sido tan importante. Además, cultivar tu marca y una comunidad de seguidores, puede ser un seguro de vida profesional en el caso de que tu medio colapse, algo que hoy, por desgracia, no sería tan raro.
8.- Tecnología. Es en buena parte responsable de los cambios que se están dando en la industria que hasta ahora sostenía económicamente nuestro trabajo. Por eso no sólo no podemos ignorarla, tenemos que ser conocedores apasionados de su evolución y de las herramientas que pone a nuestra disposición para ser mejores profesionales.
9.- Formación. Aunque lleves años haciendo las cosas de una manera, hay que estar abierto al cambio. Nuevos lenguajes, tiempo real, información multimedia, filtrado... El público demanda nuevas habilidades y ya no podemos atrincherarnos en las certezas de los "castillos de papel". Hoy las plataformas digitales devoran los contenidos multimedia; la abundancia de información requiere tareas de filtrado y la inmediatez, serenidad y criterio. Para sobrevivir tenemos que agregar conocimientos a nuestros perfiles profesionales.
10.- Rebeldía. Hay que saber administrarla, pero una dosis de rebeldía cotidiana ha sido siempre necesaria para ser buen periodista. Quizá si la hubiésemos puesto en práctica, tanto fuera como dentro de las redacciones, no estarían pasando algunas cosas que hoy nos suceden. No hay que conformarse, ni cuando se niegan a contestar a tus preguntas ni cuando intentan dictarte las respuestas. Ya sé que no siempre es fácil, pero si eres dócil, todos acabarán abusando de ti y nunca te podrás sentir orgulloso de tu trabajo.
Y por último una cita de mi admirado Enrique Meneses de máxima actualidad: "En la vida y en el periodismo hay que ser fuerte con los fuertes y débil con los débiles".
El Autor de este artículo es Gumersindo Lafuente, es periodista y maestro en la fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Escribe una columna para The Huffing Post en español. Su cuenta en Twitter es @SindoLafuente

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