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viernes, 6 de diciembre de 2013

Pausa

Ejemplo de Editorial para la clase de Periodismo Informativo de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto San Francisco, Noviembre de 2013

No ha dejado de causar revuelo, desde el instante en que se dio a conocer  la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la situación de los hijos de ilegales, específicamente de haitianos que han vivido toda su vida en territorio nacional y que sienten que esta república es su única patria.

Se ha visto, desde ese momento, el surgimiento de grupos hasta antes desconocidos que "defienden la soberanía de la patria" o que "respetan a los derechos humanos", ya sea de carácter nacional o extranjero.
Pero algo grave que ha traído esta sentencia, han sido declaraciones extremistas, desde "invasión silenciosa al país" hasta "apartheid contra los haitianos por el simple hecho de ser lo que son".

Lo cierto, es que muchas personas han caído en la exageración, en este, otro capítulo más de la tormentosa y compleja relación entre estas dos naciones que han hecho vida en la isla de La Española desde el siglo XIX.

Si viene cierto que el TC ha hecho lo que el gobierno no ha hecho desde los últimos 15 años, sobre regular la inmigración ilegal, también es cierto que quitarles la nacionalidad dominicana a aquellos hijos nacidos de padres ilegales y que han vivido aquí toda su vida desde 1929 es un error terrible e injusto.

De nada sirve que desde dentro o fuera de la nación hayan personas que estén buscando una condena al país, o que sea expulsado de los organismos internacionales o criticar al gobierno por una decisión de un poder del estado independiente de todos los demás, ni que se les amenace de muerte a periodistas o activistas que en pleno ejercicio de la libertad de expresión y difusión del pensamiento, se muestran en contra de esta sentencia, o pedir la  construcción de muros en la frontera.

Es tiempo de que ambos intereses apelen a la sensatez y a la cordura, de esa manera se podrá lograr resolver esta situación a los dominicanos de ascendencia haitiana, que son los más afectados por la ya famosa sentencia.

Solo así es posible encontrar una rápida solución que proteja a quienes han sido afectados por este fallo y que al final se establezcan por fin por las reglas migratorias de nuestro país.

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